miércoles, 18 de noviembre de 2009


Más satisfecho, más feliz, cómodo, sin beber demasiado. Ejercicios regulares en el gimnasio (tres días a la semana). Mejorar las relaciones con los contemporáneos socios, a gusto, comiendo bien (nada de cenas de microondas y grasas saturadas). Un mejor conductor, más paciente, un auto más seguro (el bebé sonriendo en el asiento de atrás). Dormir bien (sin pesadillas), sin paranoias. Cuidadoso con todos los animales (nunca ahogar arañas en el desagüe). Seguir en contacto con los viejos amigos (disfrutar un trago de vez en cuando). Ir comprobando con frecuencia el crédito en el banco (moral), (agujero en la pared). Favores por favores. Cariñosa, pero no enamorada (novios y esposos). Órdenes de caridad social, los Domingos al supermercado (nada de matar polillas o echar agua hirviendo a las hormigas), lavar el auto (también los Domingos). Ya sin miedo a la oscuridad, o a las sombras del mediodía, nada tan ridículamente adolescente y desesperado, nada tan infantil. En un lugar mejor. Más lento y más calculado, sin oportunidad de escapar, ahora trabajando por cuenta propia, preocupado (pero impotente), un facultado e informado miembro de la sociedad (pragmatismo en vez de idealismo), sin llorar en público, menos oportunidades de enfermar. Neumáticos que se aferran al suelo húmedo (foto del bebé en el cinturón del asiento de atrás), un buen recuerdo, seguir llorando con una buena película, seguir besando con saliva, ya no vació ni frenético como un gato atado a un palo, al que llevan a una mierda congelada por el invierno (la capacidad de reírse ante la debilidad). Calmo, más satisfecho, más saludable y más productivo, un cerdo en una jaula, medicado con antibióticos.